Primer Encuentro de Esgrima AEAS… ¿Cuando es la próxima?
Llegando al polideportivo San Andrés, tarde, como siempre. Ya en la puerta los primeros conocidos y las primeras espadas que no me son familiares, esto promete y en el interior todavía mejora.
Ante la cara de atónitos de los padres de los niños que jugaban en la cancha de al lado y la curiosidad de sus criaturas, nosotros ya teníamos todo lo necesario para empezar nuestro primer encuentro de esgrima, ¡hasta la prensa se presento cámara en mano! A algunos nos podían las prisas y, como parece que la mejor manera de saludarse en este mundillo es cruzar unos buenos aceros, ya se podían ver a varios celebrando el reencuentro a tajo limpio.
Para las primeras clases, las de espada larga, según Meyer de Eduardo León de Sala de Johanes Liechtenauer (mención aparte merece el largo viaje de estos compañeros para estar con nosotros) y la de espada de punta y corte y daga según Agrippa de Eugenio García-Salmones, de AVIEA. Al principio todos un poco como pollos descabezaos, sin saber a qué clase ir porque el cuerpo las pide todas.
Luego, Santos Morondo, de AVIEA con su espada y broquel hizo temblar las rodillas de más de uno con aquella postura retorcida de guardia que parecía imposible (“tío, así me voy al suelo fijo”-sic) y David Galve con su increíble muestra del magnífico arte del sable español, a través de la exquisita técnica de Mereló y Casademunt (como se nota que éste es de los nuestros), completaron la mañana.
Al mediodía, un descansito para ponernos las botas en el Cascante y ver un poco las caras de los casi 40 tiradores que habíamos logrado reunir antes de que se volvieran a poner todos las máscaras para seguir con la función.
Con el estomago bien lleno volvimos a la faena unos, al café los más perezosos. Mientras Diego, nuestro teniente de sala, daba un clase sobre cómo luchar a mano limpia en medio de una concentración de esgrima (ole! tus narices) algunos ya sacaban de las bolsas la artillería pesada y se ajustaban bien los guanteletes porque empezaba lo fuerte.
Riojanos contra gallegos, sorianos contra vizcaínos, los cordobeses ahora con los riojanos… gallegos con vizcaínos… “¿los de Soria?", “se han ido al bar”… Un lio muy divertido.
Después de cuatro horas, un herido leve y Dios sabe cuántos combates, se empezaba a hacer difícil buscar compañeros para seguir tirando y lo más común era acabar de charleta para recuperar fuerzas. Pero ahí seguíamos casi todos hasta que nos echaron y… cinco minutitos mas.
Espero que la gente se lo pasara tan bien como lo hicimos nosotros, lo tenemos que repetir. A mí sólo me queda una duda. ¿Para cuándo la próxima?
… se me olvidaba, gracias a:
A.VI.E.A. Asociación Vizcaína de Esgrima Antigua.
A.RI.E.A Asociación Riojana de Esgrima Antigua.
A.G.E.A. Asociación Galega de Esgrima Antigua.
Sala de Armas Johannes Liechtenauer (Córdoba).
Llegando al polideportivo San Andrés, tarde, como siempre. Ya en la puerta los primeros conocidos y las primeras espadas que no me son familiares, esto promete y en el interior todavía mejora.
Ante la cara de atónitos de los padres de los niños que jugaban en la cancha de al lado y la curiosidad de sus criaturas, nosotros ya teníamos todo lo necesario para empezar nuestro primer encuentro de esgrima, ¡hasta la prensa se presento cámara en mano! A algunos nos podían las prisas y, como parece que la mejor manera de saludarse en este mundillo es cruzar unos buenos aceros, ya se podían ver a varios celebrando el reencuentro a tajo limpio.
Para las primeras clases, las de espada larga, según Meyer de Eduardo León de Sala de Johanes Liechtenauer (mención aparte merece el largo viaje de estos compañeros para estar con nosotros) y la de espada de punta y corte y daga según Agrippa de Eugenio García-Salmones, de AVIEA. Al principio todos un poco como pollos descabezaos, sin saber a qué clase ir porque el cuerpo las pide todas.
Luego, Santos Morondo, de AVIEA con su espada y broquel hizo temblar las rodillas de más de uno con aquella postura retorcida de guardia que parecía imposible (“tío, así me voy al suelo fijo”-sic) y David Galve con su increíble muestra del magnífico arte del sable español, a través de la exquisita técnica de Mereló y Casademunt (como se nota que éste es de los nuestros), completaron la mañana.
Al mediodía, un descansito para ponernos las botas en el Cascante y ver un poco las caras de los casi 40 tiradores que habíamos logrado reunir antes de que se volvieran a poner todos las máscaras para seguir con la función.
Con el estomago bien lleno volvimos a la faena unos, al café los más perezosos. Mientras Diego, nuestro teniente de sala, daba un clase sobre cómo luchar a mano limpia en medio de una concentración de esgrima (ole! tus narices) algunos ya sacaban de las bolsas la artillería pesada y se ajustaban bien los guanteletes porque empezaba lo fuerte.
Riojanos contra gallegos, sorianos contra vizcaínos, los cordobeses ahora con los riojanos… gallegos con vizcaínos… “¿los de Soria?", “se han ido al bar”… Un lio muy divertido.
Después de cuatro horas, un herido leve y Dios sabe cuántos combates, se empezaba a hacer difícil buscar compañeros para seguir tirando y lo más común era acabar de charleta para recuperar fuerzas. Pero ahí seguíamos casi todos hasta que nos echaron y… cinco minutitos mas.
Espero que la gente se lo pasara tan bien como lo hicimos nosotros, lo tenemos que repetir. A mí sólo me queda una duda. ¿Para cuándo la próxima?
… se me olvidaba, gracias a:
A.VI.E.A. Asociación Vizcaína de Esgrima Antigua.
A.RI.E.A Asociación Riojana de Esgrima Antigua.
A.G.E.A. Asociación Galega de Esgrima Antigua.
Sala de Armas Johannes Liechtenauer (Córdoba).
